22/12/09

Seguramente, sí

Salimos a la calle,
y apretamos las manos
con las manos de otros
y parece que este año será distinto.

Parece de verdad, distinto. Distinto
de los otros recuerdos,
porque el vidrio congelado
nos desentumece,
cada vez,
eternamente nuevo y definitivo,
para situarnos
en un lugar
más próximo a lo vivible
que a lo vivido.

Pero el terror es una flecha
mucho más violenta que inesperada.
Porque el árbitro de todo esto
es una losa que nos dice
que en el medio aritmético estamos,
rigorosamente patéticos,
desnudos y borrachos,
entre dos desfiles inesperados, que avanzan
firmes,
en sentidos opuestos.

Y se supone que deberíamos
seguir una de las dos corrientes,
(ya que nacimos
para elegir)
porque ambas se alejan proporcionalmente
y tensas,
como cuerdas elásticas de oro
de eso que hemos decidido ponerle
el nombre
de
Nosotros.

Aunque, relamente, solos estemos.

No juntos.
Por separado, mucho más lejos de lo que creéis.

Porque la máquina
es la que activa
al combustible.

Y no se trata sólo de mi.

Aunque ahora que lo pienso,

seguramente, sí.

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